Ruta cortita, para hacerla en una mañana tranquilamente y sin dificultad técnica. ¡Vamos a subir hasta el Puig de Sant Antoni!
Llega el Otoño y, como ha pasado aquí en Cataluña, con el frío las primeras nieves se empiezan a posar en lo alto de las montañas. Por eso, el tema de pisar cumbres altas, lo dejo para el año que viene.
De mientras toca hacer rutas por picos más bajos y senderos, a veces, algo perdedores y entre bosques.
Hoy te voy a explicar una ruta fácil técnicamente y con verdes extensas vistas.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA. ¡EMPECEMOS A CAMINAR!
La ruta la empiezo a las afueras del pequeño pueblo de Albinyara (Baix Penedés). Atención para llegar al mismo sitio donde dejé la furgo, porque si has de atravesar todo el pueblo, lo vas a tener algo complicado. Sus calles estrechas dificultan un poco la s maniobras. Además, la posibilidad de aparcar en el mismo pueblo, es algo complicada por no decir casi nula. De ahí que aparqué a las afueras, al lado de un depósito de agua. Caben unos 3-4 coches.
La ruta la empiezo sobre las 09:00 h de la mañana con el Sol ya resplandeciente. Hacía frío (unos 4º) y algo de aire. Para empezar cojo el camino asfaltado y giro a la derecha.
A los pocos minutos, dejo el asfalto y ya empiezo a pisar tierra por un sendero bien marcado y con algo de piedras.
El sendero me da algo de respiro llegando a la Ermita de Sant Antoni de Pàdua.
Continúo el sendero llegando a un mirador que tiene mejores vistas que desde el mismo pico.
En menos de dos minutos, llego al Puig de Sant Antoni y me doy cuenta que, realmente, tiene mejores vistas el mirador.
Fotos y video de rigor y continuo el camino, ahora más ancho y cómodo de caminar.
Llego hasta un cruce por el que pasaré dos veces, ya que me voy a desviar un tramo para ver la Cova de Vallmajor . Por lo que me desvío a la derecha.
Hasta llegar a la misma cueva, he de pasar de una pista ancha y buena de caminar a, en un momento determinado, coger un sendero que al final acaba en un pequeño tramo de bajada hasta llegar a la entrada de la cueva.
Ésta está bien escondida y su interior se divide en varios apartados, uno de ellos, el más profundo, con una rota y antigua reja. No llego hasta abajo.
Salgo de la cueva y recorro otra vez el mismo tramo hasta el cruce.
Una vez en él, giro a la derecha y el paisaje se abre ante mí, teniendo otras vistas diferentes de las que llevaba hasta ahora.
Paso por diferentes campos de cultivo hasta llegar al depósito.
La ruta es fácil de hacer, con algún repechón a la hora de subir al pico, pero en global, bastante asequible para hacerla en familia y niños que estén acostumbrados a caminar por la montaña.
MATERIAL QUE LLEVO EN MIS RUTAS DE MONTAÑA:
