Cruzo la frontera entre España y Francia para ir a hacer un pico, cortito la ruta, pero con bonitas vistas. Mira qué se ve desde el Turó de Bell-lloc.
Pues sí, ampliando fronteras, porque alguna vez hay que salir a ver mundo, me acerco hasta el pequeño pueblo de Dorres para subir a este turó que, aunque sea la ruta algo corta, tiene unas vistas muy bonitas.
La ruta, consta de unos 5.8 km. con un desnivel de unos 266 m. Aquí os dejo el track.
La ruta en coche hasta el inicio de la ruta, en Dorres, es de algunas horas, por lo que decido quedarme a dormir en el mismo pueblo. Esperando a que llegue la noche, voy haciendo fotos para ir calentando motores…
La ventaja de no tener que desplazarse el mismo día, y mas a unas distancias tan largas (casi 3 horas en coche), y dormir en el mismo lugar de inicio de la ruta, es que uno puede salir a caminar en cuanto el Sol empieza a enseñar los primeros rayos.
Así que a las 06:00 me despierto, lo preparo todo y empiezo a caminar sobre las 06:30. De esta forma, no pillo los momentos de mayor calor de la mañana.
Empiezo a cruzar el pequeño pueblo de Dorres hasta llegar a uno de sus extremos. Desde casi el inicio del pueblo, ya veo señalizado la cima de hoy…y si miro hacia la izquierda, allí está la ermita que corona el pico.
Primera sorpresa del día: un ciervo come tranquilo encima de una piedra ausente de mi presencia.
La ruta empieza entre avellanos por un camino ancho y plano, el cual se irá modificando a piedras a medida que vaya cogiendo altura.
En cuanto salgo de la zona espesa, ya puedo ver el entorno, las montañas de los alrededores están verdes y con buen aspecto.
Llego a un cruce que he de coger a la izquierda dónde el camino cambia de forma y se transforma en un estrecho sendero hasta llegar a la cima de la montaña que se refleja en una gran pradera plana.
La vistas increíbles, el cielo con alguna nube genial y el sonido ambiente… todo relajante a las 07:15 de la mañana…
Caminando a través de la pradera ya puedo ver la ermita.
Antes, hago fotos y video de rigor y me dirijo a verla de más cerca.
Desde allí veo el pueblo de Dorres con sus tejados iluminados por el Sol.
Cojo un pequeño sendero, a veces bien marcado a veces intuitivo, que me dirige al pueblo.
Poco a poco, voy dejando la ermita más lejos y cada vez estoy más cerca del pueblo. Llega un momento que me uno al camino que había cogido en la subida.
Antes de llegar a él, me encuentro a unos caballos comiendo tranquilamente. Da gusto verlos así.
En pocos minutos, ya estoy en el mismo pueblo y en el coche.
Es una ruta corta, para hacer una mañana, siempre y cuando estés cerca, claro. La dificultad es poca y es recomendable para hacerla con niños, en forma de paseo.